jueves, 8 de abril de 2010

Seis de la mañana, el blog abierto




Mis pensamientos me mantienen despeirto. Resumir el mundo en un instante, y que ese intante sea un beso, a su vez eterno. Y ese beso como el Universo, todo para ti. Contra el reloj pero no a contrareloj sino todo lo contrario. Tomar trenes y trenes y trenes. Y todos los trenes que sean necesarios. Dejar de mirar al tren de al lado pero seguir pendiente de él. Poner cámaras y micrófonos que me digan qué estas leyendo, contratar un detective privado para contar las veces que te colocas el pelo, preguntar por ti al revisor del tren o grabar una inscripción en todos y cada uno de lo billetes que se saquen en este puto mundo. "Desde La Luna, con amor". Todos los trenes que sean necesarios. Esta noche, esta noche, esta noche. Esta noche tan larga que dura todo el día. Escaparme de la Luna para verte, creer que te he robado una sonrisa que en realidad me has regalado, y que conservaré siempre como dos segundos que se mezclaron con una noche. Una noche que duró todo el día. Cerrar una ventana, una puerta, un paréntesis, un acuerdo mutuo de no agresión. Mantener nuestra guerra fría más caliente que nunca. Que suba la temperatura. Mis manos en tu cintura. Un cohete apuntando a Tu Luna-r. Balancearme en la repisa del lugar donde tu madre coloca los geranios. Esperar que te asomes por esa ventana abierta que antes habías cerrado. Esa a la que te asomaste sin necesidad de lanzar ninguna piedra. Agarrar la Ricarda e imaginar como sonarían esos acordes que tú sin darte cuenta me obligaste a componer. Ir al Infierno a pasar calor, susurrandote al oído que esta noche no querrás dormir a solas.

Te bajaría del cielo mujer la Luna hasta tu cama
porque es muy poco de amor sólo una vez por semana.

(Andrés Calamaro - Paloma)

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