Es la historia de un hombre que cae de un edificio de cincuenta pisos. Para tranquilizarse mientras cae al vacío no para de decirse "Hasta ahora todo va bien. Hasta ahora todo va bien. Hasta ahora todo va bien". Pero lo importante no es la caída. Es el aterrizaje.
Te crucifican si eres Dios, te compadecen si das pena.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Toma patada en toda la boca al optimismo.
ResponderEliminarZasca!
No te gusta "Allí dónde soliamos gritar"?
ResponderEliminarLa verdad es que llevo tiempo intentando quitar la música!
Gracias por pasarte, me quedaré echando un vistazo que llevo tiempo sin pasarme..
:)
Me encanta tu blog :)
ResponderEliminarEscribes genial , genial! Menos mal que aun sigue habiendo gente así.Te sigo.
...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.
ResponderEliminarFIN
Un sueño con leche y un café en la cama
ResponderEliminar