lunes, 24 de enero de 2011

BASADO EN HECHOS REALES

Cuando bajó del autobús creyó que era ella. Cuando le sonrió, estuvo seguro. Se acercaron, se dieron dos besos. "¡Huelo a autobús!", fue lo primero que dijo ella mientras aprovechaba para estirar las piernas. Ella dijo "huelo a autobús", pero él entendió cualquier otra cosa. A él le parecía que olía mejor que cuando pasas por delante de una perfumería en septiembre, donde el olor se mezcla en el ambiente con esa sensación de haber empezado ya las clases pero aún no sentirte culpable por tocarte la zona testicular, ¿sabes lo que te quiero decir? Seguro que sí. "Vamos a por tu maleta anda, que hay mucho que hacer"


Después de que ella hiciera las llamadas de rigor (sí, ya he llegado... sí, estoy bien... me han engañado, aquíe hace mucho frío...) y de que perdieran el tren aprovecharon para pasear hasta la bahía. Por más que algunos se empeñen en lo contrario, Santander es maravillosa; quizá porque sabe a sueños y a salitre, quizá porque siempre descubres algo nuevo: lo último, que las estatuas del final de Pereda son de los "rakeleros".


Ya en casa ella le metió prisa y él se fijo en su chaqueta azul. Vespa, decía. "Tú piensa y yo ejcribo". Cuando todo estuvo listo salieron. Colocaron las notas en las latas de aceitunas Floresol, y al final del camino una sudadera de él y un pañuelo de ella. Se escondieron y esperaron hasta que no pudieron más. Todo salió según lo previsto.


Al rato salieron hacia un concierto. Fue largo, pero se puede resumir en el momento en que compartieron miradas de "a mí también me apetece partirle la boca", en plan Grupo Facebook. Al final, ella tenía demasiado sueño y él una mezcla entre tristeza y enfado. Habían cortado el final de November Rain para poner a Ismael Serrano, sé que le entendéis.


La tarde siguiente volvieron a Santander. Buscaron los pingüinos en la Magdalena, pero sólo encontraron frío. Frío cómo si lo regalaran. Así que fueron al centro, a comer tortitas y disfrutar del Bongo-Tongo, porque aunque ella dijera que se le daba mal, lo hacía para despistar.


Es curioso. El día estaba lluvioso y él siempre le decía a ella que era un Sol. Quizá por eso acabaron tocando la guitarra en el Callejón Arco Iris. Incluso algún paseante los acompañó con Puerto Montt. Ella disfrutó con el Ojalá. Él se enamoró cuando la escuchó cantar Al Alba. Había tanta magia que podía tocarse.

La última jornada fue más corta que las anteriores. Sólo hubo tiempo de subir al Faro y empezar un nuevo año un 23 de Enero, con ella pensando quizá en la inmensidad del mar, y él imitando a Ramón García (pero sin capa, lo cual pierde bastante) comiendo 12 maravillosas Aceitunas Floresur (hmmm, ¡riquísimas!).

Aún hubo tiempo para bajar por Mataleñas disfrutando del paisaje, de la fiesta del corcho, de otros chistes más inestables que un acuerdo de paz con Korea del Norte, y de la última comida en la Bahía de Santander, con sólo el mar separándolos de Peña Cabarga. A la hora despedida, lo que llegó con dos besos fríos acabó en un calurosísimo abrazó; quizá porque él encontró ese hueco de debajo de las capuchas que tan bien guarda el calo, quizá porque ella encontró una amistad por la que nunca habría apostado. Quizá porque ambos encontraron más de lo que buscaban.

Esta mañana, mientras iba al instituto, él adelantó una moto. No pudo evitar acordarse de su chaqueta y de ella, igual que no pudo evitar acordarse de aquello que había leído semanas antes en un blog: si alguien empieza a formar parte de tus pensamientos en el tren, estás acabado. "Qué gran verdad. Suerte que voy en bus", pensé... quiero decir, pensó.

Gracias. Porque además de su regalo, fuiste también el suyo... quiero decir, el mío.

Nota del Autor: Lo único 100% cierto de esta historia son las frases en negrita. Todo lo demás está, como dice el título, "basado en hechos reales". Esto significa que NO son hechos reales.

Nota del Autor2: Hasta ahora no me había dado cuenta de lo bien que suena la frase "Nota del Autor". Tengo que usarla más amenudo.

6 comentarios:

  1. Espero una segunda parte dentro de poco, espero una segunda parte llena de besos sabes?? y una segunda parte escrita entera en negrita

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  2. No tengo ni idea. Posiblemente. Sólo me gustaban las estrellas... nos dicen tantas cosas a veces...

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  3. Bella ciudad Santander.
    También leí eso de que si alguien empieza a formar parte de tus pensamientos en el tren, estás acabado.
    Y por eso llegué aquí, y me gustan tus escritos.
    Lucía

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  4. Plas, plas, plas...
    Me ha encantado esta entrada en particular y tu blog en general. Compartimos gustos por el gran Andrés Suárez. Brutales los versos de la cabecera del blog. Viva Dublín. Prometo seguirte, un saludo.

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