martes, 22 de noviembre de 2011

El lunes te fijas en sus ojos. Pequeños. Color miel. Profundos. Podrías perderte en ellos y volver a encontrarte sin querer.
El martes te fijas en su boca. También pequeña. Tiene un pirsin en el lado izquierdo del labio inferior, el derecho según lo miras. Y se muerde el labio con relativa frecuencia. Y eso te pone.
El miércoles te fijas en sus gestos. Mueve los brazos sin parar cuando habla, y se toca el pelo 9 veces por minuto, sobre todo cuando escucha. Y cómo agarra el cigarro, qué manera más rara, usando el meñique.
El jueves te fijas en su figura. Alta y delgada. Casi de maniquí. Cintura estrecha, brazos largos.
El viernes te fijas en sus tetas; de frente. El sábado te fijas en su culo; ya te da la espalda.

El domingo intentas recordar porqué el lunes te fijaste en sus ojos.

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